Antes de empezar con la temporada alta de semana santa, os traigo una de mis reflexiones, las mismas que intento trasmitir tanto en mis redes sociales y en mis intervenciones en radio y televisión.

Dentro del mundo de la hostelería está el hostelero, el de verdad, el que tiene un negocio el cual sabe gestionarlo sin la necesidad de explotar al personal, el que tiene vocación y ama este mundo. Por otra parte, y el problema real en el mundo hostelero son los mal llamados empresarios, esas personas que con algo de dinero se montan un negocio, en muchos casos dirigidos al mundo de la hostelería pensando que es algo rápido y fácil de llevar.

Esos mal llamados empresarios que no saben el trabajo duro que conlleva dirigir un restaurante, que no tienen ni idea de gestión, y que la única opción que ven para hacer viable su negocio es el explotar al personal. Ese es el problema real de la hostelería, la caspa de la hostelería y lo que trabajadores y hosteleros de verdad deberían de unirse y erradicar esa plaga que tantísimos años ha invadido este sector.

Cada año me sorprenden más con los titulares que estos mal llamados empresarios lanzan a los medios de comunicación, el año pasado el titular fue “Los camareros no quieren trabajar, prefieren quedarse en casa cobrando la paquita”. Este año el titular está siendo “No hay camareros profesionales”. El año que viene ya veremos, pueden hacer sus apuestas.

La gente quiere trabajar, pero con las condiciones que se merecen, hay profesionales, pero deben tratarles y pagarles como tal, no pueden pretender tener profesionales con contratos de ayudante de camarero. Turnos en los cuales puedan conciliar la vida laboral con la vida social, alimentar la vocación del equipo y sobre todo un ambiente amable y cordial.

El problema real en el mundo de la hostelería lo sabemos todos, es un secreto a voces y creo que ya es hora de quitar esa caspa y lastre a este bello sector.

Mucho ánimo en estos días que vienen de mucho trabajo a todos mis compañeros del sector y todos los hosteleros de verdad.

¡Nos vemos en los bares, en los de verdad!