Por Elena Carrascosa, Directora de Contenidos de Barra de Ideas | He descubierto en Bernabéu Market algo que creía perdido en Madrid: el placer de improvisar. En pleno barrio de Chamartín, en el Estadio Santiago Bernabéu, este nuevo espacio gastronómico devuelve a los madrileños la esencia más cañí: picar aquí, brindar allá y dejar que el apetito —y la conversación— manden.
Confieso que últimamente me frustraba salir a cenar en Madrid. Llamas a un restaurante y te dicen que está completo. Llamas a otro, y lo mismo. Reservas con semanas de antelación, pero cuando llega el día, el cuerpo ya te pide otra cosa. Y claro, la magia del “¿dónde nos tomamos la próxima?” se va evaporando entre confirmaciones de reservas y listas de espera infinitas.
Por eso, cuando crucé por primera vez la Puerta 54 del Santiago Bernabéu y me adentré en los 3.000 metros cuadrados del nuevo Bernabéu Market, sentí algo parecido a un alivio. Por fin un lugar donde volver a improvisar, saltar de puesto en puesto, de barra en barra, sin mirar el reloj ni el calendario.
Un espacio de 20 propuestas gourmet que no entiende de formalidades ni de etiquetas, pero sí de sabor, de ambiente y de esa energía tan madrileña que mezcla el tapeo con la tertulia. De Casa Dani a PerretxiCo, pasando por Joselito’s, Beata Pasta o Chocolatería 1902, aquí puedes empezar con un pincho vasco, seguir con una focaccia italiana y terminar con churros con chocolate. Todo sin moverte del estadio.
La evolución de un fenómeno foodie madrileño
El Bernabéu Market no llega de la nada. Es el siguiente paso en la evolución de los mercados gastronómicos que redefinieron Madrid hace más de una década.
Primero fue el Mercado de San Miguel, pionero en recuperar un edificio histórico del centro y convertirlo en un templo del picoteo con clase. Luego vinieron el Mercado de San Antón, en Chueca, con su terraza cosmopolita, y el Mercado de Barceló, que mezcló tradición de barrio y propuestas más contemporáneas.
Todos ellos marcaron una tendencia: comer bien sin mesa ni mantel, socializar alrededor de la barra y hacer del mercado un punto de encuentro urbano. Pero con el tiempo, muchos de esos espacios se llenaron de turistas, se volvieron predecibles. El Bernabéu Market, en cambio, llega con aire fresco y una ubicación tan estratégica como simbólica: el corazón deportivo y emocional de la ciudad, el nuevo Santiago Bernabéu.
Lo impulsa el Grupo Amicalia —responsable también de Alabaster y A Mundiña— junto a Restanima, con una inversión de ocho millones de euros y capacidad para mil personas. Pero más allá de las cifras, lo que verdaderamente engancha es su filosofía: hacer de la gastronomía una experiencia abierta, accesible y, sobre todo, viva.

Inés de Marichalar: visión y discreción al mando
Detrás de este proyecto está Inés de Marichalar, una figura discreta pero con las ideas muy claras. Tras su paso por el departamento financiero de Loewe, Bestinver y Mondelēz International, y después de ser marketing manager del Mercado de San Miguel, Marichalar se ha consolidado como una de las voces jóvenes más influyentes en la gestión gastronómica madrileña.
En declaraciones a El Confidencial, Marichalar confesaba: “Era imposible decir que no. La oportunidad de hacer algo desde cero, en un espacio tan emblemático, y poder elegir desde cómo se configuraría hasta las marcas que llegarían, fue lo que más me llamó la atención.”
Y se nota. Cada rincón del Bernabéu Market respira su visión: un espacio cálido, contemporáneo, donde el diseño acompaña al disfrute. Un lugar donde tanto un turista como un madrileño de toda la vida pueden sentirse parte del mismo plan.
Como buena estratega, Marichalar ha sabido equilibrar lo castizo y lo cosmopolita. Aquí conviven la tortilla de Casa Dani con las ostras de Huitres Sorlut, las croquetas canarias de Toca Madera con los helados de la Gelateria 1880. Todo tiene cabida en este mosaico foodie que no pretende competir con los mercados clásicos, sino ampliar la experiencia madrileña de comer, beber y compartir.
Más que un mercado, un estado de ánimo
Caminar por el Bernabéu Market es reencontrarte con una forma de vivir la ciudad. La música suave, las copas que tintinean, la gente de pie conversando sin prisa… Es el Madrid que echábamos de menos: espontáneo, diverso y un poco canalla.
El espacio, además, está pensado para que funcione a cualquier hora: de 10 de la mañana a medianoche, siete días a la semana. Puedes desayunar un croissant, almorzar un arroz, brindar al atardecer o acabar la noche entre risas y vermut. Solo cierra durante los partidos del Real Madrid —detalle que lo hace aún más madrileño, si cabe—.
Como madrileña, me reconforta ver que aún quedan proyectos que entienden que la gastronomía no es solo comer: es disfrutar del momento, dejarse llevar, reconectar con la ciudad.
Porque, en el fondo, lo que propone Bernabéu Market es recuperar algo que nos define: la improvisación, esa capacidad tan nuestra de decidir sobre la marcha y disfrutar sin plan. Y, sinceramente, ya era hora de que Madrid nos devolviera ese lujo tan cotidiano.
Va por ustedes





