Fideliza con tu servicio en sala

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Tal como se dice en una publicidad de estos días “permítanme que insista”, en nuestra actividad de restauración es factor clave de éxito la calidad del servicio, nuestra oferta gastronómica puede, y debe ser, variada, original, novedosa, etc.

Gracias a la calidad de la materia prima y a nuestros vinos somos referencia internacional en gastronomía. Pero si en la prestación del servicio no estamos en consonancia, todo el esfuerzo de nuestra actividad queda oscurecida y con el riesgo de tener clientes descontentos.

Nuestra actividad consiste en fidelizar a los clientes, y eso es un proceso que pasa por:

  • Atraer
  • Vender
  • Satisfacer
  • Fidelizar

Desde siempre he intentado trabajar con una constante, la calidad de servicio, cuatro palabras que son la base de nuestro negocio. Un mal servicio influye hasta en la percepción de lo que comemos. Procuramos ofrecer un servicio dinámico en constante cambio, porque cabe destacar que:

  • La comida forma parte de la  cultura de la gente.
  • La forma de vivir condiciona la forma de comer.

Porque debemos tener presente que a diferencia de otras estrategias empresariales, la calidad de servicio es muy difícil de imitar.

¿Y quién da la imagen de la calidad del servicio en nuestra actividad de restauración?, Nuestro personal de sala, que es el que está en contacto con nuestros clientes, es la imagen humana de nuestro trabajo, por ello es importante dedicar esfuerzos en tener profesionales motivados y valorar su aportación al éxito de la actividad.

[pullquote]»Un trabajador motivado vale por dos»[/pullquote]

¿Cuál es nuestra clave de éxito en la prestación del servicio?

Personal con formación profesional, que conozca la oferta de nuestra carta, que   recomiende el vino, etc., Es importante para que nuestros clientes, que preferimos tener como amigos, se sientan bien. Debemos procurar mantener los siguientes criterios:

  • Sonreír
  • Mantener contacto visual
  • Dirigirse al cliente/amigo por su nombre si lo conocemos
  • Ofrecerle toda nuestra atención
  • Hablar el mismo tono de voz y a la misma velocidad que el cliente
  • Escuchar el doble de lo que hablamos
  • No discutir con el cliente

Como responsables de nuestra actividad, tengamos presente que el servicio es bueno o malo. No hay términos medios y no olvidemos que los pequeños detalles crean las grandes diferencias.

Y como resumen de este ejercicio de reflexión, me atrevo a afirmar que no hay nada mejor que vender lo que el cliente quiere comprar, mejorar la organización, cambiar los métodos de trabajo, olvidarnos del “siempre se ha hecho así” y, finalmente, recordar que un trabajador motivado vale por dos.

Alfonso García

Gerente y propietario de Casa Alfonso

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