Gastro Emprende Madrid | Cuando Dani Estévez dice que tiene dos hijos, no tarda ni dos segundos en añadir un tercero: su cafetería de especialidad en Talavera de la Reina. En 2013 nacieron su hija Daniela… y su hijo cafetero, Ceres Coffee. Por entonces, en Talavera, hablar de café de especialidad era como hablar ‘klingon’, como señala Estévez. Ni los clientes ni ellos mismos sabían del todo qué significaba, pero había ilusión, ganas y un lugar donde Dani aterrizaba su sueño de tener algo propio, de poner sobre la mesa 20 años de experiencia en hostelería.
Y como toda historia de actitud emprendedora, esta no fue una línea recta.
En 2017, tras haber generado de manera orgánica una marca personal sin buscarla, llegó una reinversión, una segunda hija (Eva), y también el primer gran golpe de vida: a los tres meses de nacer, a Eva le detectan una enfermedad rara. Lo que parecía un futuro brillante se convirtió en incertidumbre, viajes constantes a hospitales, miedo y desorientación. Dani perdió el foco, el negocio empezó a caerse, la familia a tambalearse. Y entonces, tomó la decisión más difícil: cerrar el negocio y elegir a su familia. “Lo mejor que pude hacer en mi vida”, recuerda.
Ese cierre fue también un punto de inflexión. Llegó la pandemia, el reencuentro con su familia, una reconexión con lo esencial, un proceso de autoconocimiento que lo llevó a preguntarse: ¿qué estoy haciendo con mi vida?
La respuesta vino poco a poco, entre formaciones, acreditaciones, nuevos contactos y una certeza: quería conciliar y también seguir trabajando en su pasión.
El café volvió a aparecer, como si nunca se hubiera ido. Consciente de que no podía volver a un bar con los horarios que exigía su hija, empezó a tostar café, dar formaciones, hacer pequeños eventos. Así nació Ceres Coffee, una marca que recoge su historia, su identidad y su ciudad. Porque sí, Dani es de Talavera, y lleva su tierra por bandera.
“Uno no emprende para ganar dinero. Uno emprende para que su vida tenga sentido.”
Hoy Ceres Coffee es mucho más que una marca. Es un proyecto que ya cuenta con tres socios más, una propuesta gastronómica en desarrollo, fincas proveedoras en Sudamérica, y un lanzamiento especial: un pack cerámico de café con identidad talaverana. Un homenaje a su tierra, a su gente y a todo lo vivido.
Dani lo tiene claro: “Uno solo no puede con todo. Necesitamos rodearnos de gente bonita y profesional. Pero sobre todo, necesitamos conocernos bien para saber hasta dónde podemos llegar.”
Emprender no siempre es escalar. A veces, es caer, parar, abrazar lo que realmente importa… y reinventarse. Detrás de cada taza de café hay una gran historia, sí. Y la de Dani Estévez sabe a vida, a propósito y a comunidad.
