¿Cómo terminar con la gran fuga de trabajadores en hostelería?

Marta Gómez | CEO y Fundadora de Gestiorante
Si estás al frente de un restaurante, seguramente habrás podido experimentar la desbandada de profesionales que ha golpeado el sector, y ojalá que, con suerte, no hayas sufrido mucho las consecuencias.
Durante el verano, no hemos parado de ver titulares relacionados con la falta de profesionales en el sector y los problemas de precariedad de éste.
¿Cómo se prevé el otoño?
La renuncia laboral ha existido y existirá siempre, pero desde mi punto de vista, esto se trata más bien de una “Renegociación laboral”. En todo este proceso, se pueden ver dos versiones completamente diferentes:
– Hosteleros que se quejan de la inexistencia de empleados cualificados y poco comprometidos.
– Los propios empleados que se quejan de las malas condiciones laborales a las que se someten.
¿Quién tiene la razón?
Sinceramente, yo opino que “Ni los malos son tan malos, ni los buenos son tan buenos”.
Antes de valorar predicciones, es necesario conocer la situación real de lo que está pasando y de los diferentes jugadores que intervienen en ella. No podemos quedarnos con titulares.
Si te dijese que “entender las necesidades de tus clientes, es clave para poder ofrecerles la mejor experiencia”, no sería nada nuevo ¿verdad? Sin embargo, no es tan habitual aplicar este concepto en el ámbito de los empleados, y esto es el primer error.
Para empezar cualquier proceso de negociación o cambio, es fundamental aplicar la herramienta de la escucha activa, a través de lo cual se pueden interpretar las ideas o pensamientos que subyacen en lo que se está diciendo.
He realizado este ejercicio con la situación actual, extrayendo tres conclusiones:
1. Los procesos de selección han dado un giro. Aunque siempre han sido algo bilateral, muy pocas veces los propietarios lo han considerado así. Sin embargo, la falta de trabajadores les posiciona en una situación diferente, y son éstos quienes tienen mayores opciones a la hora de seleccionar la empresa en la que quieren trabajar y las condiciones.
2. Las nuevas generaciones tienen claro lo que quieren y lo que no, buscan un empleo acorde a su formación y aspiraciones, y valoran el equilibro personal y laboral. El dinero es importante y necesario, pero no es lo que más valoran.
3. Muchos profesionales sufren el síndrome del profesional quemado, y se han dado cuenta de que no les gusta realmente su trabajo. Esto ha afectado especialmente a industrias como la hostelería, que cuenta con horarios difíciles y salarios más bajos.
“Ahora las personas quieren cobrar bien, crecer profesionalmente, pero sobre todo quieren que les traten bien”
¿Volverán los trabajadores al sector?
Todo dependerá de cómo se gestione esta situación. Todos los profesionales del sector tenemos que ser capaces de resaltar lo positivo que tiene éste.
Siempre me gusta ver el lado positivo de las cosas y sacar el mejor de los aprendizajes para seguir mejorando, y esto, es lo que realmente debe hacerse hoy con la hostelería.
Esta industria está viviendo muchos cambios, y los seguirá viviendo, puesto que siempre ha sido un sector en evolución y ligado a las pautas y costumbres sociales, por eso, hoy más que nunca, la formación para anticiparse a los cambios es tan necesaria.
Ahora, ha llegado el momento de dar un aire nuevo a la hostelería y tener en consideración, no solo las peticiones de los clientes, sino también las de los empleados.
Hay que empezar a cambiar ciertos términos y conceptos como, el “mandar” por el “guiar e inspirar”, y una nueva mentalidad para entender lo que está pasando.
Las personas necesitan líderes que les guíen y les inspiren. De hecho, existe una estrecha relación entre el compromiso y la satisfacción de los empleados, y las personas que lo lideran.
De aquí, que surja una nueva oportunidad para cambiar el concepto de la hostelería y de devolver entre todos lo que realmente es: hospitalidad, servicio y, sobre todo, un generador de emociones.
La hostelería tiene que dejar de ser un sector refugio y empezar a profesionalizarse, y para ello, es necesario un trabajo de dentro hacia a fuera, es decir, son los propios gerentes y propietarios de restaurantes los que tienen que saber transmitir la emoción y los valores de su marca, resaltando lo que les diferencia de la competencia y mostrándose como un lugar de valor en el que poder trabajar y desarrollarse.
Es momento de acercarse a los empleados, coger la libreta de los deseos y empezar a tomar nota.
¿Cómo triunfar en el nuevo paradigma?
No queda otra que ponerse en la piel del empleado. El empresario tiene que ser realista y tener en consideración al equipo. Se trata de humanizar la hostelería. Quien continúe pensando que “todo vale” y que “esto ha sido siempre así” se está desviando del camino.
Para tener un restaurante, y no fracasar en el intento, no queda otra que hacerte con un buen equipo, y lo más importante, saber gestionarlo. Esto es algo que le corresponde a la figura del gerente o propietario del restaurante (según la dimensión de este).
No se puede esperar que, tus clientes reciban un buen servicio si tus empleados no están comprometidos con la labor, y para ello, hay que involucrarlos en el proceso y valorarlos, no solo como profesionales, sino como personas, teniendo en cuenta sus necesidades personales (no solo las laborales).
Si de algo me he dado cuenta durante mi bagaje profesional (tanto en hostelería, consultoría y gran empresa) es que, los recursos humanos son el pilar diferenciador de cualquier negocio, que sea sostenible, depende de un buen líder.
Hay que cuidar de los empleados al igual que se cuida de los clientes.
El éxito de un restaurante se basa en crear un buen equipo y sostenerlo en el tiempo. Al principio cuesta, pero cuando se consigue multiplica los resultados.