Claves para tomar decisiones difíciles en tu negocio

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Víctor Pacheco | Fundador y Director de Activa Talento

Quien me conoce sabe que soy una persona positiva por naturaleza y estoy convencido de que vamos a salir de esta situación como en cualquier otra crisis. Pues sabemos que las crisis económicas son cíclicas y están para filtrar, hacernos crecer y evolucionar. Por esto es tan importante aprender de ellas constructivamente y salir reforzados.

Ahora bien, la realidad que estamos viviendo está siendo muy dura para muchas personas en nuestro sector e ignorarla sería una imprudencia por mi parte. No me gusta compartir información negativa pero entiendo que es necesaria para mantener los pies en la tierra y buscar desde ahí formas de ayudar a los demás.

Estamos en momentos de reapertura o renacimiento, como dicen algunos, pero los datos que me llegan esta semana no invitan al optimismo. Solo en la provincia de Cádiz ya han cerrado más de 600 bares. Son aún muy pocos los negocios que han abierto y aunque depende de la zona, las ventas en los días entre semana están siendo muy bajas. Como consecuencia, muchos negocios se han visto obligados a volver a cerrar. 

Este tipo de decisiones drásticas son realmente difíciles, entiendo que se pasa muy mal y se pierden muchas horas de sueño. Y cada uno busca la mejor manera de afrontar estas decisiones pero muy pocos saben gestionarlas correctamente. Es precisamente lo que más estoy trabajando estos días con empresarios y gerentes hosteleros en mi actividad como coach. Siempre me vienen con esa pregunta recurrente de ¿y quién motiva al motivador? 

Ya lo decía en el anterior post. Para tomar decisiones y sobre todo decisiones donde nos jugamos tanto es muy importante mantenerse centrados y fuertes emocionalmente. Así que no lo he pensado mucho y con la mejor de las intenciones en este post quiero compartir y sobre todo recordar aquellas pautas psicológicas que más nos pueden ayudar en estos momentos.

Ponte la mascarilla de oxígeno tú primero

Si has viajado en avión posiblemente recuerdes ese mensaje de que en caso de emergencia, antes de ayudar a otra persona, ponte la mascarilla de oxígeno tú primero. Un mensaje que choca porque parece una actitud egoísta, sin embargo, tiene una explicación muy razonable. 

A una altitud de 30.000 pies se tardan sólo unos segundos en desorientarse y desmayarse debido a la falta de oxígeno. Esto significa que si tratamos de ayudar a otra persona en primer lugar, puede que sea demasiado tarde para ayudarte a ti mismo después.

Si esta analogía lo traemos a nuestro terreno, lo que te quiero transmitir es que para tomar decisiones tan importantes, lo primero es ocuparse de uno mismo para lograr el oxígeno que nos permita tomar una decisión con cabeza. Por oxígeno me refiero a un estado de calma, tranquilidad y serenidad donde nuestro cerebro funciona mejor. 

Ya sabes que tomar decisiones en caliente, a mil por hora y de manera impulsiva incrementa el riesgo de accidente, así que lo primero es mirar por ti y lograr el mejor estado. 

Regula el estrés con actividad física y al aire libre

La psicogeografía es una disciplina que estudia el impacto del entorno y el espacio en nuestras emociones y comportamiento. Las neurociencias también han analizado el poder del ambiente sobre el cerebro y nuestras decisiones.

Se calcula que los seres humanos pasan más del 90% de su tiempo dentro de edificios y está demostrado que los espacios cerrados, las aglomeraciones, ruido, el tráfico, etc. generan más estrés. Y no hay que ser muy listo para entender que el estrés afecta negativamente a la toma de decisiones. Si además, valoramos que venimos de un confinamiento, ¡el desgaste acumulado es considerable!

¿Cuál es la recomendación entonces? Las investigaciones han constatado que el contacto con la naturaleza favorece el funcionamiento cerebral, mejora nuestra atención, disminuye la irritabilidad y los niveles de estrés, mejora el autocontrol, incrementa la motivación y estimula la creatividad. 

¿Qué te quiero decir con esto? Pues que no hay mejor medicina para tomar decisiones importantes que el salir fuera a dar un paseo al aire libre. Y si te gusta correr, aún mejor. La actividad física libera endorfinas, despeja nuestra mente y vemos las cosas con mayor claridad mental. A mí es una fórmula que no me falla, para tomar decisiones importantes salgo a correr. En cualquier caso, si correr no es lo tuyo, con caminar es suficiente.

Gestiona el miedo inteligentemente 

El mayor obstáculo a la hora de tomar decisiones difíciles es el miedo, el miedo a equivocarte. El miedo descontrolado disparará los niveles de estrés, genera ansiedad, te puede llegar a bloquear y te impide dormir. Es decir, te hará pasarlo mal. Sin embargo el miedo controlado se puede convertir en un gran consejero. 

Salir fuera a caminar es una excelente forma de regular el estrés pero te ayudará más si entiendes qué es el miedo y cómo lo puedes poner a tu favor. Por lo tanto, tan sólo ten en cuenta estos tres detalles:

1.- El miedo es un avisador de peligros y como el resto de emociones, su intención positiva es de supervivencia, es decir, protegerte. 

2.- El inconveniente es que instintivamente el miedo está programado para preparar tu cuerpo para huir, esconderte o paralizarte, generando estrés. Y segundo lugar, tampoco te dejará tranquilo hasta que el peligro haya desaparecido.

Traducido a la toma de decisiones significa que el miedo te predispone a evitar tomar decisiones, a retrasarlas, a bloquearte, genera duda, confusión, alargando así la ansiedad y el sufrimiento.  

3.- ¿Qué es lo que realmente quiere el miedo? Que no tomes decisiones precipitadas de las que luego te puedas arrepentir. El miedo solo quiere que te pares a pensar y evaluar cada uno de los peligros que te presenta y sus posibles daños para que prepares soluciones inteligentes. 

Ahora bien, también podemos caer en la parálisis por análisis, y esa parálisis también te hará sufrir. Por lo que aquí  te dejo la última sugerencia. 

Las decisiones se toman en cuarenta minutos

Posiblemente una de las decisiones más importantes que tome en mi vida fue a finales del 2009. Estaba trabajando como directivo internacionalizando una empresa en Irlanda. Lo ganaba muy bien pero me sentía totalmente quemado. Tenía unas ganas enormes de dejar aquel trabajo y cambiar de vida pero la crisis estaba en su apogeo y el miedo me paralizaba. 

Un día fui a una conferencia de un maestro de yoga indio – por aquel entonces ya practicaba meditación – y al finalizar la charla me acerqué a él para pedirle consejo. Cuando terminé de exponerle mi situación, el maestro Swami se limitó a sonreír y tan solo pronunció una frase: las decisiones importantes se toman en 40 minutos. 

Aquello me dejó perplejo pero supuso una enorme liberación. No tenía que darle más vueltas. Al día siguiente presente mi carta de dimisión y para mí ha sido de las mejores decisiones de mi vida. 

Ahora que llevo años estudiando neurociencias e inteligencia emocional te puedo argumentar científicamente aquel consejo del maestro indio. Las decisiones se toman intuitivamente de manera casi automática en milisegundos. Es decir, en muy poco tiempo ya sabemos qué es lo que queremos. El análisis que le sigue después lo hacemos principalmente para justificar racionalmente nuestra decisión. Y cuantas veces te has llevado días y días dándole vueltas a esa decisión para finalmente elegir lo que tenías claro desde un principio.

Por lo tanto ya sabes que razonar más de la cuenta a veces tampoco ayuda y posiblemente solo sea una excusa del miedo para seguir retrasando la decisión. Desde que lo aprendí, los 40 minutos ha sido una cantidad de tiempo que me ha funcionado muy bien y me ha permitido ahorrar mucho tiempo y sufrimiento en mi vida. Dedicarle más tiempo a las decisiones nunca me ha garantizado el acierto. Siempre me ha ido mejor decidir  y en caso de equivocarme aprender y rectificar. 

Espero de todo corazón que te sea útil. 

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