Este 2025 la decoración navideña se vuelve emocional, artesanal y luminosa. Te contamos las cinco tendencias que marcarán la temporada según expertos en interiorismo y cómo aplicarlas en tu negocio de hostelería para convertirlo en un imán festivo.
1. Rojo cereza y brillo ártico: el gran regreso del impacto visual
Este año el rojo vuelve, pero con más matices que nunca. Según AD Magazine, veremos una “superposición de capas de color cereza, rubí y carmesí para crear algo fuerte y que genere un gran impacto” . Eso sí, equilibrado con tonos helados y reflejos de cristal que evocan la calma ártica.
¿Cómo traducirlo al lenguaje hostelero? Imagina un bar vestido de terciopelo cereza, copas talladas que captan la luz y un juego de reflejos fríos que hacen brillar el vino. Un golpe de efecto visual que convierte cualquier local en un imán para las miradas (y las fotos de Instagram).
El interiorismo gastronómico lleva años recordándonos —como señalan desde Lenoir Decor— que los colores y la iluminación pueden cambiar el apetito y el tiempo de permanencia del cliente. Este año, la Navidad se sirve a todo color.
2. Cacao especiado: refugios cálidos que huelen a sobremesa
La segunda gran tendencia, llamada Cacao Especiado, se inspira en “la típica escena de una taza de chocolate caliente”, según el informe de Press Loft . La paleta va del canela al caramelo, y apuesta por materiales naturales y texturas suaves.
Perfecta para restaurantes que quieren transmitir calma, cercanía y sensación de hogar. Un ambiente que invita a quedarse, a pedir el postre y a alargar la sobremesa.
Los estudios especializados en interiorismo gastronómico recuerdan que el espacio debe contar la historia de la marca y convertirse en parte de la experiencia del cliente. En esta Navidad, esa historia se escribe en tonos miel y madera.
Por ejemplo, sustituye los adornos metálicos por elementos naturales —ramas, piñas, velas— y el frío industrial por manteles de lino y cristalería ámbar. No hay mejor estrategia que hacer sentir al cliente como en casa… pero con servicio de sala.

3. Estética coquette chic: rosa, terciopelo y sutileza
La estética coquette se reinventa y toma la Navidad con delicadeza. “Se trata de poner atención en los pequeños detalles”, explican desde Press Loft.
El resultado es una Navidad rosa pastel, empolvada, con lazos de terciopelo, moños, perlas y organza. Puede sonar cursi, pero bien aplicada aporta elegancia y diferenciación, sobre todo en locales de día, brunch cafés o pastelerías con identidad visual marcada.

El diseñador Iván Cotado, experto en interiorismo comercial, sostiene que “el diseño de un restaurante debe reflejar su concepto y su público”. Así que, si tu negocio respira dulzura, ternura o nostalgia, no tengas miedo al rosa. Simplemente, contrástalo con dorado envejecido o verde oliva para mantener la elegancia.
4. Navidad natural y sostenible: lo bello de lo imperfecto
La cuarta gran tendencia celebra lo auténtico: materiales naturales, decoración artesanal y una vuelta a la sostenibilidad emocional. Y es que la decoración navideña sostenible ha dejado de ser una moda para convertirse en un estilo de vida.
En restauración, esta tendencia tiene un valor añadido: conecta con el cliente consciente. Coronas de ramas, guirnaldas de eucalipto, velas recargables y piezas de cerámica local refuerzan el mensaje de autenticidad y coherencia de marca.
Como recuerda Laura Yerpes, especialista en interiorismo de restaurantes, “un interior bien diseñado convierte cada visita en una vivencia memorable” (Laura Yerpes Studio). Y no hay vivencia más poderosa que sentirse parte de un espacio honesto, cálido y real.

5. Maximalismo: brillos, lentejuelas y buen humor
Sí, vuelve el exceso. El Noughties Disco trae de vuelta los brillos metálicos, los reflejos iridiscentes y el espíritu fiestero de los 2000. No es casual: tras unos años de contención, el público busca diversión y energía visual.
En hostelería, esta tendencia es dinamita bien dosificada. Perfecta para bares de copas, coctelerías o restaurantes que quieren convertirse en escenario de celebración.
Eso sí, como advierten los interioristas especializados en espacios comerciales, el equilibrio lo es todo: “La ambientación debe acompañar la experiencia, no eclipsarla”.
Reserva los brillos para zonas fotogénicas —la barra, un espejo, el fondo de un photocall— y mantén el resto del espacio neutro. Así logras un ambiente vibrante sin perder elegancia.

Cinco principios de interioristas de restauración para una Navidad auténtica
- Coherencia de marca. Cada adorno debe tener sentido en tu historia. Si tu restaurante es mediterráneo, no caigas en la tentación del hielo ártico.
- Luz emocional. La iluminación es la banda sonora visual de la experiencia; controla temperatura, intensidad y reflejos.
- Materialidad honesta. La textura —madera, lino, metal, cerámica— influye tanto como el color.
- Comodidad sensorial. Espacios bellos pero funcionales; ni una guirnalda que estorbe al camarero.
- Decoración como experiencia. La ambientación debe emocionar, invitar a quedarse… y a volver.
La Navidad 2025 no pide más luces, sino más intención. Porque todo restaurante se diseña para ser vivido.





