Si algo hemos aprendido a lo largo del pasado año es que la comunicación tiene un peso fundamental en la gestión de los equipos, en su rendimiento, en su implicación. De hecho, la capacidad de comunicar de manera eficaz y positiva se ha convertido en una de esas habilidades blandas, ligadas a la inteligencia emocional, que se exigen, hoy en día, a todas aquellas personas que desempeñan un rol de liderazgo.
Una comida excelente puede arruinarse por un mal servicio, pero un servicio impecable puede salvar incluso una comida mediocre, Noemí Boza
Como explicaba ayer Noemí Boza, autora del libro ¿Por qué lo llaman liderazgo cuando quieren decir comunicación?, la comunicación lo es todo, en un restaurante y en la vida. Porque al final, lo que nos llevamos a casa son las sensaciones, cómo nos hacen sentir. Y la comunicación es precisamente esa herramienta que permite convertir una cena, por ejemplo, en una experiencia inolvidable.
Necesitamos autenticidad en la comunicación y hacer sentir bien a los equipos, es lo que deja huella.
“En hostelería, comunicar bien es la habilidad más poderosa. Porque sí, damos por hecho que la comida estará a la altura, pero lo que realmente buscamos es sentirnos a gusto, atendidos, comprendidos. Queremos que alguien nos reciba con calidez, nos recomiende el vino con la dosis justa de liturgia, sepa en qué momento intervenir y en cuál dejarnos disfrutar. Queremos conexión y empatía. Y aquí está la paradoja: una comida excelente puede arruinarse por un mal servicio, pero un servicio impecable puede salvar incluso una comida mediocre”, señalaba Boza ante los asistentes.
Aprender y entender cómo gestionar las emociones (inteligencia emocional) impacta en la cuenta de resultados y genera un valor cualitativo.
Comunicación con el cliente, comunicación entre cocina y sala… Dentro de un restaurante, cada miembro del equipo debe funcionar como un engranaje perfectamente alineado. Porque, como explicaba Boza, si la comunicación entre cocina y sala falla, si no hay claridad en los turnos, si el equipo no sabe transmitir la esencia de la marca, la experiencia del cliente se resiente.