Si no sonríen, les echo

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Recientemente estuvimos en un Kebab de la calle Narváez de Madrid. Comimos por algo menos de 10 €.

La comida, la esperada. El restaurante, lleno. El servicio excelente. Pocos camareros, pero  sonreían tanto y tan bien…, lo que te hace la vida más fácil.  Su alegría era contagiosa.

Nos dirigimos al propietario del restaurante y le preguntamos cómo conseguía que sus camareros conectaran tan bien con el público y generaran tan «buen rollo».

El propietario, de origen turco, sonrió: “Es muy fácil. Cuando contrato a alguien le explico que para que este negocio sobreviva y vaya bien necesitamos que los clientes vuelvan y se lo recomienden a sus amigos. Y les explico que para ello, deben pasarlo bien, y que ellos, los camareros, tienen que poner todo de su parte: siempre deben sonreír y estar muy alegres. Sé que todos tenemos días malos en los que no nos apetece sonreír, pero nosotros tenemos nuestro teatro y nuestros espectadores que son los clientes. Finalmente les digo: si no sonríes, te echo. Y todo el mundo lo entiende”.

Esto es marketing, esto es una buena idea. El marketing no es otra cosa que descubrir lo que el cliente quiere y ponerse a trabajar en producir ese producto o servicio. En este caso,  darle al cliente lo que quiere es sencillo: una sonrisa… ¡marchando una de alegría!…

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