El estrés y la satisfacción en el servicio

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El estrés y la satisfacción en el servicio

Vivencias, recuerdos, ilusiones y enriquecimiento es lo que trae el contacto con los clientes que conocemos cada día. Es una profesión tan cercana a tantas personas desconocidas y pasamos tantos minutos alrededor de ellas, que ese conocimiento no lo puede obtener cualquiera. Siempre desde la cercanía, pero a la vez desde la distancia en la “total discreción”, si es que somos buenos profesionales.

Cliente VS. Profesional en el mismo lugar

“Ese poder estar y no poder hacer y, ese poder hacer y no poder estar”, nos lleva a una dificultad de estrés- satisfacción, que nos hace más responsables en la concentración durante el servicio. Pero tiene un peaje, si bien unos desconectan, otros se introducen más en el mundo de la hostelería, aprendiendo, estudiando, practicando para un mejor desempeño de su trabajo.

Conforme comienza la jornada o el turno, todo va evolucionando con serenidad y una velocidad mental que va creciendo para realizar la mise en place, que es la base de un buen servicio. Preparando bien la mecánica, utillaje y aprovisionamiento de producto, como el montaje de todo el establecimiento.

Cada profesional de sala se encarga de una misión, hasta ser completada, y que todo esté preparado para ejecutar un buen servicio, que será supervisado por el Jefe de Comedor o Maître(LINK). Llegan los últimos minutos antes del comienzo de apertura o servicio y el corazón se acelera, esto ocurre todos los días…

Llega el momento de la comida del personal y hay como una pequeña desconexión, pero enseguida, ya estamos en el postre y los segundos cuentan. Comienza la concentración para que no nos falte de nada, lo primero en el aseo personal, el uniforme limpio y bien colocado… y el tiempo va pasando cada vez más deprisa… ya no hay vuelta atrás.

Cada uno en su rango, repasa por última vez cada detalle para asegurarse de que nada ha sido olvidado, aparte de la revisión del abrillantado de copas. El Maître se acerca y los reúne a todos para el briefing, donde repite los platos de la carta explicándolos, los vinos que se van a ofrecer, las reservas que tenemos, aclarando cualquier tipo de detalle de mesas o clientes, repasar si todo está colocado como debiera, el uniforme de cada uno de los miembros del personal, nos da 2 minutos mientras supervisa toda la sala, esto comienza ya…

Se abren las puertas del restaurante y cada uno está en su lugar. Los primeros clientes acaban de entrar, otros se aproximan a la puerta y esto continuará así hasta el final. El corazón y la mente se ponen a mil, son muchos detalles y todos tienen que hacerse en el momento justo como si estuvieran sincronizados, pero con el mínimo ruido y un “máximo de saber estar”, comienza el espectáculo. Ahora no podemos fallar, estamos en directo y nos resguarda una mise en place perfecta que hemos preparado de antemano.

Todos estamos en conexión y sabiendo qué hacer en cada momento. El tiempo lo tendremos en nuestra contra, mientras nos quede un cliente por atender. Después el reloj correrá a nuestro favor.

¡Qué bien, todo está saliendo de maravilla! Y los clientes se sienten muy a gusto, nos sentimos seguros porque queremos hacerlo bien y eso se nota, lo transmitimos y nos da tranquilidad, alegría y felicidad.

Estamos atendiendo a cada cliente según su tiempo, necesidades y preparando algunos platos que nos han pedido desde el gueridón. El servicio está saliendo correcto.

Nos queda por servir los postres y la sobremesa. Las satisfacciones personales van surgiendo. Algunos hasta han conocido a personas muy importantes, otros han sabido realizar muy bien su servicio y algunos clientes les han compensado en agradecimiento. La felicidad en este momento se aprecia en las caras de todo el personal, sin perder esa contención de saber estar, en formas y movimientos, igual que en las conversaciones profesionales con los clientes.

Los comensales han terminado y comienzan a marcharse, gustosos de volver de nuevo. Se van muy satisfechos. El personal empieza a preparar la mise en place de cierre , algunos se van a descansar y otros no.

Hay quien en su tiempo libre descansa, otros se relajan practicando algún deporte, o estudian materias de hostelería que es muy amplia, otros con la familia, otros a tomar alguna copa y otros a divertirse… pues también tienen derecho a hacerlo.

Moraleja: Señor/a de una profesión cualquiera que termina de trabajar en el horario de tarde y se va de compras o a echar una partida con los amigos y cuando llega a casa a las 22:00 horas el vecino que los ve, piensa: “Ese/a ya viene de trabajar”. El profesional de hostelería por su horario de trabajo llega más tarde a casa y también tiene derecho a descansar en la forma que elija, la gente cuando lo ve llegar, puede pensar: “¿De dónde vendrá este/a a estas horas?”

¿Se entendió?

Es muy importante ser flexible y ello lleva al respeto de la vida de los demás y de nosotros mismos.

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