C. Estévez | Barcelona
Cada vez más, los clientes de bares y restaurantes están más pendientes de la ingesta calórica al comer fuera de casa. Y por ello son cada vez más también, los negocios de restauración que incluyen en sus cartas los contenidos calóricos de cada uno de sus platos incluyendo las bebidas. Entre ellas están sin duda los vinos, que además de sus reconocidas propiedades beneficiosas para el organismo, aportan también un significativo nivel de calorías procedentes fundamentalmente de los hidratos de carbono liberados durante la fermentación. Aproximadamente una copa de vino tiene alrededor de 125 calorías, aunque este baremo varía si se trata de un vino tinto, vino blanco, vino dulce, vino rosado o espumoso. En general, una copa de vino, es decir unos 15 cl. de vino o una quinta parte de una botella de vino estándard, tiene la misma cantidad de calorías que dos manzanas o un vaso de leche entera.
El proceso de fermentación marca el nivel calórico
El origen calórico del vino procede fundamentalmente de los hidratos de carbono liberados durante la fermentación. Las bebidas fermentadas contienen un alto contenido de carbohidratos (fructosa y glucosa) procedentes de las uvas (en el caso del vino) y de los granos de cereal (en el caso de la cerveza). Durante el proceso de fermentación, las levaduras comen los hidratos de carbono (azúcares) y liberan alcohol y CO2 (gas carbónico). Los azúcares que no se han fermentado son los que acaban aportando carbohidratos del vino y por tanto calorías! En definitiva cuanto más seco sea el vino, menos contenido en azúcar, lo que se traduce en una menor cantidad de calorías. A modo de guía puede servirte esta tabla para tener bien informados a tus clientes:
Vino espumoso: 120-160 calorías
Vino blanco: 110-170 calorías
Vino rosado: 110-170 calorías
Vino tinto: 120-180 calorías
Vino dulce: 190-290 calorías




