‘El restaurante debería ser un generador de felicidad’: Juan Carlos Cubeiro, presidente de Eurotalent

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En BdI seguimos sondeando a los clientes, que en definitiva son quienes mandan. En esta ocasión es Juan Carlos Cubeiro, presidente de Eurotalent, experto en coaching y amante de la cocina, quien se ha ofrecido a darnos las pistas que le llevan a elegir un restaurante. Por ejemplo destaca “el trato, el servicio sin necesidad de ser demasiado formal o protocolario, pero sí agradable. En los platos que haya sorpresas positivas de sabores, y que no tenga demasiado ruido, cómodo para hablar y para disfrutar de la comida”.

No tiene restaurante habitual, aunque hay distintos restaurantes que le gustan mucho en la zona del Paseo de Recoletos y el Paseo de la Castellana de Madrid le gusta Astrid&Gastón que es un restaurante que actualmente está muy de moda, de cocina peruana que es una de las mejores gastronomías del mundo, que es una mezcla entre la cocina oriental, española y comida criolla, también El Borbollón que es un restaurante más clásico y más español, Le Dragón que es una cadena de restaurantes orientales un tanto especiales, y El Asador de Aranda, al que asiste por su socio, que es burgalés y al que le gusta mucho el cordero, el lechazo y el cochinillo.

El Sr. Cubeiro dice que se fía más de alguien, de algún amigo que haya ido y le recomiende una experiencia peculiar, que de leerlo en un texto de una revista. Eso le pasó con “El Telégrafo, que se ha puesto ahora muy de moda en Madrid, o Pan de Lujo que lo conocí a través de amigos que habían ido y les había gustado. Aunque algunos restaurantes son más para ir a cenar y otros para ir a almorzar”.

Si tuviera un restaurante ofrece muchas ideas, “trataría de generar equipo, porque el restaurante es tan fuerte como el eslabón más débil, tanto en la entrega… he tenido la suerte de dar conferencias y compartir tiempo con Sergi Arola, Ferrán Adriá… y algunos otros cocineros vascos, y el liderazgo marca la diferencia entre equipos. Tener un posicionamiento y al final sorprender desde una idea muy concreta. Carlos Arguiñano, que no será el mejor cocinero de todos pero es muy simpático y muy comunicador, cuando uno va a Zarauz sabe lo que le espera, pasarlo bien… el plato es una parte, pero desde que llegas hasta que te vas tienes que estar disfrutando, para mí el restaurante es un generador de felicidad”.

Afirma que las personas olvidamos antes el precio que el servicio, si el servicio ha sido malo no hay nada que hacer aunque haya sido barato. En momentos como el actual, de crisis considera que hay “demasiada obsesión con el precio en este momento… hay personas que tienden a la hora de almorzar o de cenar hacerlo con el mínimo coste posible, pero otros aprovechamos para hacer relación con un cliente o para generar negocio, y entonces el precio desorbitado no es lo más importante”.

Y como rasgo común a todos los clientes que hemos entrevistado en BdI “el trato desagradable o impersonal me hace no volver, el que hace sentirte como uno más en lugar de estar realmente a tu servicio”. No le molesta recibir un email que le haga “descubrir novedades, que sea distinto, impactante, que no sea un texto aburrido… y que haya un anzuelo… una referencia a alguna atención que van a tener contigo si vas que te haga ir a probar”.

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