El Cliente Opina: Félix Torán
Escritor, conferenciante e ingeniero de la Agencia Espacial Europea, Félix Torán ( www.felixtoran.es) responde esta semana a nuestro cuestionario gastronómico. Padrino en España de la AXE Apollo Space Academy y autor de los primeros libros españoles que viajarán al espacio en turismo espacial, para Félix, además de la calidad de la comida, el ambiente de un restaurante es un factor muy valorable.
¿Cuántos días a la semana comes fuera de casa?
Normalmente como o ceno fuera de casa entre una y tres veces a la semana.
¿Qué tres factores son los determinantes a la hora de repetir una visita a un restaurante?
Para mí lo más importante es la calidad: de la comida, del servicio y del restaurante. Valoro positivamente que el servicio sea cordial, y que funcione fluido (a un ritmo natural), sin tener que pasar media hora entre plato y plato, o en el extremo opuesto, que se solapen platos o bebidas. Valoro positivamente un ambiente que no sea demasiado ruidoso, me encanta cuando hay música de fondo con un volumen correcto, y se puede conversar sin tener que levantar demasiado la voz. Me gusta encontrar platos que me sorprendan por su originalidad. Aunque no busco platos gigantes, me gusta que estén bien ocupados. No me gustan los platos donde predomina el fondo blanco…
¿Tienes un restaurante favorito?
Puesto que viajo mucho por mi ocupación, visito restaurantes muy variados en muy diversos países. Me resulta difícil decir un favorito, puesto que son bastantes, y en la mayoría he repetido. Te digo algunos de nuestro país que me llegan a la memoria en tiempo real y de los que guardo un recuerdo muy especial (y he repetido): Río Grande (Sevilla), El secreto del amor (San Lorenzo del Escorial), La oliva (Las Palmas de Gran Canaria), Restaurante De María (calle Preciados, Madrid), La vinoteca Torres (Passeig de Gracia, Barcelona), A la brasa (A Coruña), Asador Iturrama (Pamplona), El Sarao (Canet d’En Berenguer, Valencia), Pizzeria Nuova Napoli (Pobla de Farnals, Valencia), L’ Arrosseria (Castellón de la Plana), Mesón San Cayetano (Churriana de la Vega, Granada), Jardin Canario (Las Palmas de Gran Canaria) y Es port des mariner (Ibiza) y Magma (Puerto de Sagunto, Valencia). Sin duda, me dejo muchos por mencionar.
¿Qué hizo que se convirtieran en tu restaurante preferido?
Para repetir en un restaurante, lo que cuenta para mi es el recuerdo de la experiencia anterior en toda su extensión: no solo sabores y aromas, sino también sonidos, imágenes y pensamientos.
El ambiente es muy importante para mi, además de la comida en sí. Tal y como recomiendo en mis libros, me gusta comer con atención plena, conectando con el presente y disfrutando de todos los aspectos de la experiencia. Aprecio que el ambiente no sea ruidoso, que no inspire prisas y que me permita comer lentamente y concentrarme en lo que como. En esos momentos suelen emerger algunas de mis mejores ideas, tanto a nivel científico-técnico como en el campo del crecimiento personal. El trato recibido también queda grabado. Se aprecia cuando te atienden con una sonrisa y se nota que desean sinceramente que tengas una experiencia inolvidable. Todos esos recuerdos se los lleva uno y no se olvidan. Cuando recuerdos, sabores, ideas, aromas y emociones positivos se combinan y se asocian a un restaurante, hay grandes probabilidades de que vuelva de nuevo.
Personalmente, no me gustan los restaurantes en los que la carta se basa principalmente en frituras, pues me sientan un tanto mal y no estoy acostumbrado. Tampoco los que preparan platos muy comunes, sin originalidad. Para mí un restaurante debe tener su «marca personal», algo que lo diferencie del resto. Incluso si cocina platos comunes, el hecho de que imprima en ellos su marca personal tiene valor para mí.
¿Y un plato o tipo de cocina en general por el que tengas predilección?
Me encantan las verduras, que predominan en mi alimentación. Todo plato de verduras original y delicioso consigue captar mi atención. En ese aspecto, tengo un recuerdo inolvidable del Caffe Cambronne (Place Cambronne, París), donde disfruto de una de sus deliciosas ensaladas como mínimo ocho veces al año, durante mis visitas a la Ciudad de la Luz. Cuando viajo allí y me abordan las ganas de cenar, en mi mente se recrea inmediatamente el ambiente agradable que encuentro allí la mayoría de ocasiones, y esas originales y deliciosas ensaladas. He comido en otros restaurantes parisinos mucho más lujosos y, sin embargo, en mi memoria ha quedado grabado mi querido Caffe Cambronne. Por otro lado, no puedo olvidar las deliciosas parrilladas de verduras que he disfrutado numerosas veces en el restaurante De María en la calle Preciados de Madrid.
Hablando más en general, me encanta la cocina francesa. Al vivir en Francia, desde hace cerca de quince años, tengo la oportunidad de disfrutarla con frecuencia. En cambio lo paso mal en términos de alimentación cuando viajo a algunas ciudades (que no todas) de Estados Unidos. Las posibilidades de elección son muy reducidas en bastantes restaurantes, y en general se limitan a comida de tipo fast food con bastante contenido en grasas, y nada recomendable para la salud de forma rutinaria. En otras, encuentro otro tipo de comida, pero tras varias visitas a diferentes lugares, me encuentro con que es prácticamente lo mismo. No digo que sea así siempre ni en todo EE.UU. (de hecho he tenido también muchas experiencias positivas), pero cuando paso una semana en esas condiciones, vuelvo con ganas de disfrutar de una ensalada, berenjenas rellenas, pimientos rellenos, un sandwich vegetal, endivias rellenas, coliflor rellena, pasta con espárragos, juliana de verduras, etc. Y más allá de las verduras, los saludables platos que ofrece nuestra gastronomía, como la paella valenciana, gazpacho andaluz, etc.
¿Prefieres que te dejen el vino en la mesa o que te lo vayan sirviendo?
A mi me gusta más que me lo dejen en la mesa para servirme yo mismo. Me gusta que lo abran delante de mi, y que me ofrezcan un poco para comprobar el estado.
No me gusta que me lo sirvan ya en el vaso. Sin ser una autoridad en vinos, soy muy aficionado y amante del vino desde hace muchos años. En ocasiones he podido detectar algunas incongruencias entre lo que me han servido en un vaso y lo que he pedido. Tengo muy mal recuerdo de un lujoso restaurante de Los Ángeles donde el vino me lo sirvieron demasiado frío y directamente en el vaso. También tengo un mal recuerdo de varios vuelos que he realizado (también en Estados Unidos) donde me han servido el vino frío y en vaso de plástico (y lo peor fue que una de esas veces viajaba en primera clase). Personalmente, lo que más me gusta es lo que me he encontrado alguna vez en Francia: poder entrar a probar uno mismo los distintos vinos, elegir uno, y volver a la mesa con la botella que has seleccionado.
¿Consideras necesaria la figura del sumiller?
Ciertamente, su presencia se nota. Influye en la carta de vinos positivamente, en mi opinión, y marca una diferencia. Además, se aprende mucho y descubres cosas en las que no habías reparado. Es muy importante que tenga el oportuno reconocimiento internacional y se mantenga bien actualizado respecto a los vinos lanzados a nivel internacional.
¿Por quién te dejas guiar a la hora de elegir un restaurante?
Cuando voy solo, por mi instinto y mi experiencia. Cuando voy en familia, confío mucho en la opinión de mi mujer. Cuando me invitan por asuntos profesionales, jamás he tenido la menor queja, todo lo contrario, así que me dejo guiar con completa confianza.
¿Te incomodaría que un restaurante te enviara periódicamente por mail una propuesta atractiva para acudir a su establecimiento?
En absoluto, siempre que no sea spam, es decir, que sea yo quien se suscribe. Me parece una información muy interesante. De hecho, ya estoy suscrito a varios boletines de e-mail de restaurantes (la mayoría franceses) y la experiencia es muy buena.