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Cómo ganar libertad en tu restaurante sin perder rentabilidad

por | Jul 21, 2025

Por Ramón Dios | Todos  los  dueños  que  operan  su  restaurante  han  pensado  alguna  vez: “Si yo no estoy, esto se hunde.” ” ¡Ramón, eso es imposible en este sector! Lo tengo que hacer yo todo.”

Ricardo (llamémosle así) estaba en el bucle en el que están todos los dueños que operan sus restaurantes y a punto de llegar a lo que yo llamo el punto de rotura.

El punto de rotura sucede cuando la desesperación por no llegar a todo traspasa transversalmente la vida del que opera su restaurante y cree que no hay salida.

En este punto, algo se quiebra. Puede ser la salud, la familia, la moral o simplemente los hábitos diarios. Así que, en el intento de aliviar el estrés, empieza la “auto-medicación” más variada: más horas en la oficina, más alcohol, más distracciones compulsivas… cada uno tiene su propia medicina. Seguro que sabes de lo que hablo.

Lo tengo que hacer yo todo… o no?

En todo caso, el problema es que el crecimiento del negocio se detiene. La mentalidad “lo tengo que hacer yo todo” o su variante “nadie lo hace como yo” funciona hasta que deja de hacerlo. Y entonces te encuentras en el punto de rotura o en el dolor permanente. Ningún hostelero puede crecer desde el dolor, porque el crecimiento significa precisamente eso: más problemas, más equipo que gestionar, más presión financiera, más presión familiar…

Cuando Ricardo llegó a este punto de dolor, intentó tomar alguna de las tres salidas habituales.

La primera es vender el negocio. Cuando los restauradores llegan aquí, han trabajado tanto y tan duro que es imposible recuperar la pasión. Buscan la salida más rápida posible.

La segunda es el auto-sabotaje. De repente decides crear una nueva “línea de negocio”, cambiar personas del equipo por pequeños errores, o invertir en algo que sabes que no toca ahora. Pequeñas decisiones subconscientes que sabotean el crecimiento, porque más crecimiento significa más dolor.

La tercera es estancarse: confesar “preferiría tener un negocio más pequeño”. Pero casi nunca es una elección libre, sino una reacción al agotamiento. El problema es que cuando un negocio no crece, empieza a morir poco a poco. Incluso un pequeño restaurante en un mercado pequeño necesita evolucionar, porque los clientes siempre acaban buscando opciones mejores.

Si en algún momento, como Ricardo, te has encontrado en este punto mientras operas tu negocio (se sincero, a todos nos ha pasado en algún momento, y hasta nos hemos imaginado tomando alguna de estas tres salidas), que sepas que no está todo perdido. Hay una solución que pasa por aplicar un sistema.

La clave de todo está en el… sistema

Sé que tienes claro que si tuvieras 10 o 12 horas extra a la semana en las que realmente pudieras enfocarte en crecer, sabrías de sobra cómo mejorar tu restaurante. Lo que pasa es que piensas alguna de estas cosas:

  • No tengo tiempo.
  • No puedo permitirme ayuda.
  • Nadie hace el trabajo tan bien como yo.
  • Nadie quiere hacer el trabajo.
  • No encuentro gente buena para contratar.

Y aunque sabes que con más tiempo todo sería diferente, aparecen esas creencias que se repiten como un mantra y se interponen en tu camino.

La  salida  es  el  sistema.  Como  dice  James  Clear  en  su  libro  Atomic  Habits: “No asciendes al nivel de tus metas, desciendes al nivel de tus sistemas.”

Los dueños que operan sus restaurantes y consiguen sus objetivos y los que no, normalmente tienen las mismas metas. Lo que diferencia a unos de otros es el sistema. El problema que tenemos los dueños que operamos restaurantes, llegados a este punto, es que queremos hacerlo todo de golpe.

Es normal. Un operador de un restaurante independiente está acostumbrado a ser jefe de personal un rato, director financiero la siguiente media hora, maître o cocinero según toque durante el servicio, jefe de administración por la tarde o en el día de cierre… Ya sabes cómo es.

Estamos tan acostumbrados a llevar muchos “gorros” y a cambiarlos constantemente que no paramos a pensar.

Hay que priorizar, no queda otra.

Por eso el título es la escalera de la libertad: 9 escalones que no puedes saltarte, uno detrás de otro. Subirlos te devuelve el control.

  1. Organiza la gestión de compras, inventarios y tus números para saber exactamente en qué punto estás.
  2. Diseña tu producción, analiza ineficiencias y estandariza procesos.
  3. Uniformiza la experiencia de entrega para que tus clientes reciban siempre el mismo nivel de calidad.
  4. Estructura tu equipo para optimizar tiempos y conseguir horas para trabajar sobre el negocio.
  5. Sistematiza la caja y asigna un propósito claro a cada euro que ingresa.
  6. Implanta un panel de control que te permita tomar decisiones con datos y no operar a ciegas.
  7. Define tu servicio paso a paso, para que no dependa de ti en un 80%.
  8. Entrena las ventas y maximiza cada oportunidad con el mismo volumen.
  9. Programa el marketing, porque la realidad es que siempre estamos perdiendo clientes (aunque no sea culpa nuestra) y siempre hay que captar nuevos.

El sistema y la prioridad son la solución. No existen píldoras mágicas ni transformaciones en 90 días. Es un camino constante, difícil y a veces (muchas) desesperante.

Pero el premio al final de la escalera es el mejor que puede tener un dueño que opera su restaurante: recuperar su vida. Como Ricardo.

¿Y tú? ¿En qué escalón estás ahora mismo?

El experto: Ramón Dios

Ramón Dios es uno de los referentes más reconocidos en España en el ámbito del coaching y la consultoría para restaurantes, con más de dos décadas de experiencia en el sector hostelero. Su trayectoria comenzó como empresario y gestor de su propio restaurante, lo que le permitió vivir de primera mano los desafíos del día a día en sala y cocina. Esta vivencia fue clave para desarrollar un enfoque muy práctico y empático con otros restauradores. Fundador de la consultora Gastrocoaching, ha acompañado a cientos de negocios a mejorar su rentabilidad, liderazgo y operativa, combinando herramientas de gestión empresarial, desarrollo personal y coaching ejecutivo. Su estilo directo, cercano y transformador lo ha posicionado como formador habitual en escuelas de negocio, congresos del sector y programas de aceleración gastronómica. Lo que hace de Ramón Dios un profesional de alto valor es su capacidad de conectar el crecimiento personal con la mejora de resultados en restauración, ayudando a los empresarios a liderar desde la conciencia, la estrategia y la acción.

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