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Así trabaja Bacai para humanizar la tecnología en restauración

por | Nov 14, 2025

En Bacai, la inteligencia artificial no viene a sustituir personas, sino a ayudarlas. Carlos Rivero, cofundador del restaurante y de la herramienta Utopía, explica cómo la IA puede mejorar el conocimiento del cliente, la eficiencia y la venta sin perder lo esencial: la emoción.

De una conversación entre amigos a una revolución tecnológica

Todo empezó, como tantas ideas brillantes, con una conversación entre amigos. Carlos Rivero, que llevaba años en el mundo multinacional tecnológico, estaba a punto de cerrar esa etapa profesional cuando se sentó con un socio con una pregunta tan abierta como ambiciosa: ¿en qué sector podríamos emprender y aportar algo distinto?

La respuesta acabó conduciéndoles al mundo de la hostelería. “Nos gustaba mucho, aunque no teníamos ni idea de lo que nos estábamos metiendo”, reconoce Rivero. Lo que sí tenían claro era que querían llevar algo nuevo a un sector que necesitaba herramientas de apoyo para mejorar el servicio y la gestión. Y ahí surgió Bacai » Experiencia gastronómica con IA en Valencia que integra inteligencia artificial en la gestión diaria del negocio.

Nos lo contaron en el último Sapiens On Road en Valencia.

Utopía: datos, eficiencia y una ficha de cliente que lo cambia todo

La IA de Bacai no está detrás de la cocina ni sustituye a los camareros, pero sí los potencia. Utopía se conecta mediante API al motor de reservas Restu y al TPV del restaurante, generando una ficha de cliente completa que registra información valiosa: desde la fecha de la última visita y los platos preferidos hasta si vino acompañado o no.

“Queremos recuperar la figura del profesional de antaño, ese que te conocía mejor que tú mismo”, explica Rivero. Gracias a esa base de datos, el restaurante puede ofrecer una atención personalizada: recordar el vino que pidió el cliente la última vez o recomendarle otro acorde a sus gustos. En un contexto donde el talento humano escasea, la tecnología se convierte en una aliada para personalizar el servicio sin depender exclusivamente de la memoria o la intuición.

Además, la IA está integrada en un chatbot de WhatsApp que gestiona reservas de forma automática. “El cliente escribe ‘quiero una mesa para mañana a las nueve’ y la inteligencia artificial le contesta como si fuera una persona del restaurante”, explica Rivero. La conversación es tan natural que muchos no se dan cuenta de que están hablando con una máquina. Y detrás de esa conversación fluida hay una eficiencia operativa que descarga de tareas al equipo, liberando tiempo para lo que de verdad importa: el trato personal.

De los datos a la creatividad: cómo la IA impulsa la carta de Bacai

Pero la tecnología de Bacai va más allá de la gestión de reservas. Su integración con el trabajo del chef ejecutivo, Julius, demuestra que la IA puede también ser una herramienta creativa.

Cada cambio de carta comienza con el análisis de los datos de consumo: qué platos gustan más, cuáles menos y cuáles generan mayor recurrencia. A eso se suman las preferencias declaradas por los clientes en encuestas personalizadas, lanzadas de forma proactiva por la inteligencia artificial. En lugar del clásico correo frío de “valora tu experiencia del 1 al 5”, la IA inicia conversaciones más naturales, incluso con mensajes de voz, para entender qué valora realmente cada cliente.

Esa combinación de información objetiva y emocional permite afinar la oferta gastronómica y mejorar la experiencia. “Nuestra IA no sustituye al cocinero, pero le ayuda a tomar mejores decisiones”, explica Rivero. Y, sobre todo, le da una lectura más humana a los datos: detrás de cada elección hay una historia y un gusto personal que merece ser entendido.

El poder de ser proactivos: la IA que vende antes de esperar

Rivero confiesa que una de sus obsesiones es acabar con la incertidumbre de abrir cada día sin saber cuánta gente vendrá. La inteligencia artificial, dice, ha cambiado ese paradigma: “Ya no esperamos a que el cliente venga, sino que salimos a buscarlo”.

Cuando Bacai consigue un producto limitado, como un chuletón especial o un vino de temporada, la IA identifica automáticamente a los clientes que han mostrado preferencia por ese tipo de producto y les envía un mensaje directo por WhatsApp. “Les decimos: me ha entrado un chuletón de buey de no sé dónde, si quieres probarlo, reserva mesa.”

Esa estrategia, basada en la personalización y la proactividad, ha multiplicado sus resultados. “Nuestras reservas han crecido más de un 50% y el 90% de esas reservas proceden de clientes que han respondido a los mensajes personalizados”, apunta Rivero. Lo que demuestra que la tecnología, bien usada, no enfría la relación con el cliente: la fortalece.

Una inteligencia artificial con corazón

A quienes todavía desconfían de la IA por temor a perder el toque humano, Rivero les lanza un mensaje claro: “Mientras la tecnología esté al servicio de las personas y no las sustituya, es absolutamente humana”. En Bacai, lo resumen con un lema: una inteligencia artificial con corazón.

Esa filosofía guía cada paso del proyecto: usar los datos para mejorar la experiencia, pero no reemplazar la calidez del equipo. En definitiva, poner la tecnología al servicio de la emoción. Porque, como concluye Rivero, “¿qué sería la restauración sin emoción?”.

Elena Carrascosa
Elena Carrascosa

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