Restaurantes en contenedores. La evolución del food truck.

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Redacción | Madrid

¿Qué haces con tu chiringuito de playa cuando se acaba el verano y los turistas desaparecen del horizonte? Lo más probable es que permanezca cerrado durante los meses en los que no hay volumen de negocio como para mantenerlo abierto. Este es uno de los grandes problemas de la hostelería, uno de los retos a los que se enfrenta cualquier empresario del sector: la estacionalidad. ¿Qué hacer con el negocio los meses en los que se vende poco o nada?

Goofretti es una empresa del sector que está franquiciando un modelo de negocio en el que se combinan dos concepto, por un lado una fórmula especial de preparación de gofres y un local muy particular, un contenedor de transporte marítimo convertido en cafetería. Si el modelo de negocio que tienes en mente no es una cafetería en la que vender gofres, ellos acondicionarán el contenedor a tu gusto simplemente como un proveedor que construye un restaurante.

Gonzalo Mateos, director de ventas de Goofretti, explica el problema de la estacionalidad en el sector: “En verano es un bombazo tener un chiringuito en primera línea de la playa, pero en invierno te mueres del asco. En la temporada de invierno necesito tener un negocio en las estaciones de esquí. Lo que creemos es queen lugar de tener medio negocio en la playa y medio en el monte, tengo un negocio lo suficientemente atractivo para que se pueda trasladar de un lado a otro. Es la polivalencia absoluta para negocios estacionales.”

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Otra de las opciones que barajan en la empresa y que ya han puesto en marcha es la instalación del contenedor en centros comerciales. “si hago una inversión para montar mi negocio en un centro comercial y no funciona me puedo llevar el contenedor a cualquier otro lado”, explica Mateos.

Los contenedores de transporte convertidos en negocios hosteleros son la evolución del food truck. Más sencillo de trasladar pero con menos posibilidades y espacio que un contenedor. “El food truck es muy bonito, pero ya está saturado. Además tiene el problema del espacio, el conteiner es lo suficientemente pequeño para moverlo y lo suficientemente grande para instalar una terraza”, analiza Gonzalo Mateos, que emplaza durante la conversación a todos los hosteleros con ganas de probar un contenedor a hablar con su compañero Martín Txeido.

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